Entre tonos de gris, Ruta Sepetys

¿Alguna vez ha caído en vuestras manos un libro que no habéis podido soltar ni un instante? Entre tonos de gris es uno de estos libros. No importa si tenéis doce, cuarenta o noventa años, esta novela os atrapará y hará que os olvidéis del mundo que os rodea.

La novela comienza cuando Lina y su familia son arrancadas a la fuerza de lo que había sido su plácida existencia hasta ese momento, y los acontecimientos se precipitan por una terrible espiral. Desde las primeras líneas, la poderosa voz de Lina, su joven y valiente protagonista, nos arrastra. Su fuerza y su voluntad de mirar siempre hacia delante nos impresionan. Pero, sin duda, su dignidad y su determinación de ser ella misma a pesar de las circunstancias son lo que nos conquista para siempre. 

Entre tonos de gris nos muestra que incluso en la noche más oscura hay luz. Y que el amor es el arma más eficaz.

Como ya sabréis (y si no lo sabéis os lo digo ahora), me encantan los libros ambientados en la Segunda Guerra Mundial y cuando cree el blog tuve la oportunidad de descubrir nuevos libros de este género, así que cuando vi en la librería que habían sacado la edición en bolsillo de Entre tonos de gris no dudé ni un segundo en comprarlo.

De primeras no os esperéis un libro ambientado en Alemania, con persecuciones de judíos y campos de concentración. Si hay algo que me ha gustado es que nos muestra otro lado de la Segunda Guerra Mundial, relatando como Stalin invadía Lituania, Estonia y Letonia.

La historia empieza cuando unos agentes de la NKVD entran en casa de la familia Vilkas y les ordenan que recojan sus cosas rápido para irse con ellos. Elisa, la madre, obliga a sus hijos a preparar el equipaje rápido, pero Lina y Jonas no entienden nada, de la misma manera que no entienden por qué su madre escondía objetos valiosos entre el forro de los abrigos o por qué rompía la vajilla de porcelana antes de que se marcharan. Esta escena nos marca el inicio de una historia terrible pero real que sucedió hace menos de 70 años.

Veremos los hechos a través de los ojos de Lina, una joven de 15 años que pertenecía a una familia bien situada y que de golpe ve que lo está perdiendo todo. A medida que nos cuenta lo que sucede también vemos los recuerdos que tiene de su antigua vida, donde su padre (que todavía no había vuelto a casa cuando llegaron los agentes de la NKVD) mantiene conversaciones extrañas con otros hombres del pueblo y donde no les falta un plato de comida o un buen edredón de plumas.

Los personajes están muy bien trazados: el calvo cascarrabias que es desagradable con todo el mundo y derrocha pesimismo, Andrius y su madre, la mujer gruñona y sus dos hijas, la señora Gryvas,... un grupo de personajes que se convertirán en una familia durante esta horrible aventura.

Conoceremos generosidad, viendo como hay personas que arriesgan su vida para que otras puedan comer unas cuantas remolachas, la desesperación, el horror de la muerte, la impotencia y rabia al ver a los agentes de la NKVD matar a sangre fría, el ansia de venganza,... 

Os podría decir mil cosas de este libro, pero creo que es mejor que lo descubráis vosotros mismos. Es una novela preciosa y cargada de sentimientos que os hará conocer un poco más de lo que sucedió, una parte de la guerra que no es tan conocida pero que es tan cruel y horrorosa como el holocausto nazi.