Lolita, Vladimir Nabokov

La historia de la obsesión de Humbert Humbert, un profesor cuarentón, por la doceañera Lolita es una extraordinaria novela de amor en la que intervienen dos componentes explosivos: la atracción «perversa» por las nínfulas y el incesto. Un itinerario a través de la locura y la muerte, que desemboca en una estilizadísima violencia, narrado, a la vez con autoironía y lirismo desenfrenado, por el propio Humbert Humbert. Lolita es también un retrato ácido y visionario de los Estados Unidos, de los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel. En resumen, una exhibición deslumbrante de talento y humor a cargo de un escritor que confesó que le hubiera encantado filmar los pic-nics de Lewis Carrol.

Hacía bastante que no leía un clásico pero la semana pasada la señorita Sileny (que por cierto, hoy es su cumpleaños *.* Anda, pasaros por su blog a felicitarle el cumple, ya veréis que contenta se pone) vio los libros que compré en marzo y dijo "Oh, leamos Lolita juntas.", así que por fin he hecho mi primera lectura conjunta :) [Tengo que entrenar para cuando leamos IT en verano].

Lolita empieza así:

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita.

Y no sé vosotros, pero yo cuando leí esto dije: "¡Oh, pero que bonito!¡Apruebo la pederastia para siempre si todo es así de bonito!" Y crees que te vas a encontrar con una historia con una historia dulce y prohibida, pero la cosa se tuerce hasta extremos inesperados...

Es curioso lo que puede llegar a sorprenderte un libro cuando descubres que es bastante diferente a como pensabas que iba a ser. No sé vosotros, pero yo esperaba que Lolita fuera una niña dulce e inocente de 12 años que todavía jugaba con muñecas...¡JÁ! Tela marinera con Lolita. ¡Ya me gustaría a mí tener con 22 años la picardía que tiene esta niña con 12!

Obsesión es la palabra que mejor puede describir este libro. Ya desde el principio te das cuenta de lo enfermo que está Humbert y de lo obcecado que está por las nínfulas pero con Lolita todo va un paso más allá. Humbert quiere conseguir a Lolita cueste lo que cueste, hasta el punto de querer deshacerse de otras personas por el camino. Como ya he dicho, a Lolita tampoco se le puede meter el dedo en la boca, por lo que al final no sabes cuál de los dos personajes es peor...Lo que empieza pareciendo un juego acaba siendo una historia de amor peligrosa que subsiste por chantaje.

En realidad he disfrutado bastante de la historia pero había momentos en que se enrollaba más que las persianas... Cuando Humbert se centra en explicarnos la historia muy bien, se hace bastante fluida pero cuando le da por desvariar puedes pasar páginas y páginas y al final te preguntas "¿Qué estoy leyendo?" y empiezas a sentirte confuso y perdido entre los pensamientos del narrador.

En resumen, la historia en sí me ha gustado bastante pero hay momentos en los que se me ha hecho bastante pesada y pasaba las páginas sin enterarme de nada y con ansias de recuperar el hilo conductor. Eso sí, si vais a leer el libro estad preparados para algunas escenas bastante fuertes...