Mi corazón en los días grises, Jasmine Warga

Editorial Montena

288 páginas, 16'95€

Aysel y Roman son dos adolescentes que pasan por un momento oscuro. Su encuentro puede llevarlos a acabar con todo... o a empezar de nuevo.

Aysel tiene dieciséis años y le faltan motivos para seguir adelante. En un pequeño pueblo donde ser diferente está mal visto, ella carga con el peso de tener un nombre y un aspecto extranjeros y con el estigma del terrible crimen que su padre cometió. Sin amigos y con una familia que la rehúye, Aysel siente que su corazón es un agujero negro y que algo dentro de ella devora todos sus sentimientos. Pero cuando conoce a Roman, un chico que vive atormentado por la culpa, siente que algo cambia. Con Roman las horas que antes se le hacían inacabables ahora pasan volando. Con Roman es capaz de imaginar un mundo mejor. Con Roman podrá hablar de los secretos que ha escondido durante años... A medida que los dos jóvenes se conocen, Aysel debe decidir: ¿quiere acabar con todo?, ¿o prefiere ver qué les depara el futuro?

Si os soy sincera, empecé a leer este libro pensando que simplemente iba a ser algo ligero y entretenido para pasar el rato, e incluso temía que fuera algo pastelosa (que siendo una moñas ya me va bien), pero desde las primeras páginas ya vi que era mucho más de lo que esperaba y me ha sorprendido muy gratamente.

La novela nos narra la historia de Aysel, una joven que quiere acabar con su vida. El motivo es porque su padre hizo algo horrible y ahora todo el mundo la ve con otros ojos, la han tachado como persona y se siente muy sola. Además, tiene miedo de acabar siendo alguien como su padre, ya que él fue quien la crió y tienen un forma de ser parecida.

Pero Aysel no se atreve a dejar este mundo sola y por eso conoce a Roman, el joven que será su compañero de suicidio. 

La depresión es un peso del que no puedes liberarte. Te aplasta, hace que incluso las acciones más insignificantes como atarte los cordones o masticar una tostada sean como el arduo ascenso a una alta cumbre. La depresión forma parte de ti; la llevas en los huesos y en la sangre. Si hay algo que tengo claro sobre la depresión es que no se puede escapar de ella.

La condición que Roman impone es que deben hacerlo el día 7 de abril y durante todo el libro vamos controlando una marcha atrás en cada capítulo, que está encabezado con el día que es y los días que quedan para la muerte de Aysel y Roman. El problema es que a medida que se acerca el día Aysel empieza a tener dudas y no sabe si la decisión que había tomado es la correcta. Pero, ¿qué puede hacer si tiene un pacto con Roman?

Yo creo que desde el principio se ve que Aysel no está del todo segura con la idea de suicidarse. Se ve que es una persona aterrorizada y que encima no tiene a nadie que la ayude, pero cuando conoce a Roman y a su familia todo parece diferente. Al final acaba comprendiendo que todo es una cuestión de perspectivas, y se da cuenta de que a veces las cosas no son totalmente negras o blancas, sino que también existe una escala de grises en la que se puede trabajar para intentar que las cosas mejoren.

Cuando me pongo las zapatillas de andar por casa y bajo los escalones con el paso amortiguado, me descubro deseando que todos los días sean como este. Si todos los días fueran como este, no creo que tuviera tantas ganas de irme.El problema es que los días negados de marzo son un milagro. Y no se puede vivir esperando que ocurra un milagro.

Os aseguro que me he sentido totalmente intrigada hasta el final. Tenía claro que Aysel no quería hacerlo pero su compromiso con Roman es tan fuerte que tampoco iba a dejarlo tirado, así que de verdad que no sabía como se iba a resolver esa situación. Pero os aseguro que cuando llegáis a cierto punto del libro ya no podéis soltarlo hasta acabar. 

En definitiva, Mi corazón en los días grises ha sido un libro que me ha sorprendido muchísimo. Si lo leéis en un momento de bajón os dará una dosis de esperanza y os hará reflexionar. Porque todo es relativo, y a algunas personas les hace falta trabajar más que a otras para entenderlo, pero al final no todo es tan horrible como nosotros pensamos.

Gracias a Montena por el ejemplar