El guardián invisible, Dolores Redondo

Editorial Destino

440 páginas, 18'50€

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En los márgenes del río Baztán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás.La inspectora de la sección de homicidios dela Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará devuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de la que ha tratado dehuir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal al tiempo que convocar a los seres más inquietantes de las leyendas del Norte.

Hay ocasiones en las que hay libros por los que siento ansia viva y no paro de dar por saco hasta que caen en mis manos. No sé qué o quién hizo que me obsesionara con la trilogía del Baztán pero se me metió entre ceja y ceja y por fin he leído el primer volumen de la serie.

La verdad es que tenía las expectativas demasiado altas y ya sabéis que eso no es siempre favorable... La cuestión es que el libro me ha gustado bastante pero me costó un poco arrancar y coger el ritmo. 

La novela narra la investigación de un caso relacionado con el asesinato de unas niñas en los bosques del Batzán. La inspectora encargada del caso es Amaia Salazar y, como suele pasar en este tipo de libros, acabaremos conociendo a este personaje de forma muy personal. 

Amaia es una mujer con secretos y un pasado que iremos descubriendo poco a poco a medida que avanza la historia de este primer volumen. Realmente, a mí me intrigaba mucho más la historia personal de Amaia que el caso de los asesinatos en sí, ya que los pequeños retales que nos van dando de su pasado me dejaban con mucha curiosidad por saber qué es lo que ocurrió.

También conoceremos a la familia de la inspectora, en la que encontraremos a todo tipo de personajes. 

La tía Engrasi me ha parecido una mujer encantadora, una auténtica señora de pueblo que prepara unos guisos deliciosos pero que también tiene un toque místico, es supersticiosa y un poco brujilla cuando caen en sus manos unas cartas del tarot. 

Las hermanas de Amaia también son unos personajes muy relevantes en la historia. Son personajes totalmente opuestos, pero ambas tienen virtudes y defectos que vamos descubriendo a medida que las conocemos.

Y bueno, en esta novela conocemos a una infinidad de personajes más, y lo que más me ha gustado es que todos acaban pareciendo muy humanos y reales, sobretodo cuando vemos sus caras ocultas y comprendemos que ninguno de ellos es tan bueno como parece. 

En cuanto al ritmo, ya os digo que a mí me costó un poco cogerle el punto a la novela. Las primeras 100 páginas se me hicieron un poco cuesta arriba porque iba con las expectativas muy altas y no estaba siendo lo que esperaba, pero llegó un momento en el que me enganché (sobretodo cuando se empieza a desvelar el pasado de Amaia) y leí las últimas 300 páginas prácticamente del tirón. 

En cuanto a la resolución del caso, debo decir que ya me olía algo... acerté con el culpable, aunque iba un poco equivocada por el móvil. Debo reconocer que al final los tiros no iban exactamente por donde yo pensaba y hubo cosas que me sorprendieron.

En definitiva, es un libro que al final me ha dejado con bastante buen sabor de boca y no tardaré demasiado en leer la segunda parte. Tengo entendido que la trilogía va mejorando cada vez más y espero que sea así y los casos consigan sorprenderme más en los siguientes libros.